Reseña: Zaloom, Caitlin (2019). Indebted. How families make college work at any cost. Nueva Jersey: Princeton University Press

Fernando Moyano1

En Endeudados. Cómo las familias hacen que la universidad funcione a cualquier costo, publicado por Princeton University Press en 2019, la antropóloga y profesora de la Universidad de Nueva York Caitlin Zaloom trabaja sobre un fenómeno crucial que atraviesa a la sociedad estadounidense. Aproximadamente, 45 millones de norteamericanos tienen deudas de préstamos –en su mayoría federales– estudiantiles, por una cifra que ronda los 1.700 millones de dólares en 2021, según informó el Departamento de Educación de ese país. Así, los debates actuales sobre la condonación de las deudas estudiantiles propiciados por movimientos organizados de deudores y retomados por el actual presidente Biden2 reflejan este problema público crítico. En ese contexto, el libro Endeudados ilumina de qué manera lo que aparenta ser un problema económico envuelve profundos compromisos morales y emocionales que han redefinido y redefinen la experiencia de ser de clase media en los Estados Unidos. El objetivo es dar cuenta del “costo oculto” que la financiación de la universidad conlleva y cuál es su influencia en las vidas de las familias de clase media estadounidenses. Para ello, la autora propone tres argumentos. El primero es que las familias actualmente recorren un camino crítico centrado en el problema de pagar la universidad. El segundo son los conflictos morales de padres y madres tensionados por esta financiación en torno al compromiso de brindar futuros promisorios a sus hijas/os. El tercero es que las familias están involucradas de manera creciente en una especulación social. Es decir, deben realizar apuestas y previsiones en dos sentidos: uno, sobre si podrán pagar o no sus préstamos educativos; y dos, en cuanto a si efectivamente un título universitario dará sus frutos.

Para un análisis global que atraviesa y enmarca todo el contenido del trabajo, la autora propone la noción de student finance complex (complejo financiero estudiantil). Esta noción le permite dar cuenta del complejo entramado de políticas y herramientas financieras que vinculan al gobierno, los bancos y las universidades con los hogares en pos del logro educativo. Estas esferas se entrelazan en el largo camino que requiere pagar por la educación superior, lo que termina generando diversos conflictos y dilemas morales a las familias.

A través de una metodología cualitativa, Zaloom recorre el extenso camino inexplorado en el cual la economía financiera transformó las vidas y las dinámicas de las familias de clase media al forzarlas a confrontar el problema de pagar la educación superior. Las más de 160 entrevistas a familias y estudiantes que tomaron deuda para pagar la universidad recorren las historias familiares y abordan tópicos como la seguridad laboral, las deudas, las aspiraciones, las preocupaciones y las esperanzas de las familias. Esta estrategia le permitió a Zaloom iluminar y “dar voz” a un sinfín de experiencias familiares que, en general, no dialogan fuera del espacio doméstico e incluso en su interior. Con este vasto material empírico, la autora elabora los siete capítulos que organizan el libro.

El segundo capítulo ilustra cómo la planificación económica doméstica es una categoría moral. El análisis de diversos planes financieros en los cuales las familias invierten para pagar la universidad desde que sus hijos/as son pequeños permite visibilizar los mandatos morales que en ellos subyacen. La austeridad y la provisión promovida a través de esos planes traducen criterios de cómo deberían gestionar sus presupuestos las familias para lograr pagar la universidad sin sobresaltos. Esos presupuestos sugieren que una “planificación económica correcta” es el paso previo para la estabilidad económica del hogar. Sin embargo, los hallazgos de la autora muestran lo contrario. Una “buena planificación” es posible si las familias poseen determinados grados de estabilidad laboral, salarial, habitacional y de salud. La estabilidad permite la planificación y no es consecuencia de la racionalidad económica. En síntesis, estos planes benefician a aquellas familias con mayor cantidad de activos (las más ricas), las cuales pueden hacer frente a situaciones económicamente adversas y no sufrir las penalizaciones de dejar de aportar a estas inversiones.

El tercer capítulo indaga en la familia modelo. La comprensión del FASFA,3 un formulario que abre el abanico de posibilidades de adquisición de préstamos federales para pagar la universidad, permite mostrar cómo la construcción histórica sobre un modelo de familia ideal configura esta “tecnología moral”. Como todo dispositivo burocrático, en su afán por simplificar y estandarizar situaciones complejas, este formulario deriva en moralizaciones sobre la conformación de la familia (la familia nuclear es la ideal) y sobre la gestión y planificación de sus economías domésticas (independiente del Estado y de otros pares). De este modo, deja de lado dos cuestiones centrales: por un lado, las diferentes situaciones y configuraciones familiares que existen alrededor de los hogares y las relaciones económicas que sobrepasan la unidad doméstica. Por otro lado, estos mecanismos de selección jerarquizan a las familias de clases medias blancas como las más confiables, un hecho que desconoce el beneficio que el Estado brindó desde mediados del siglo XX a estas otorgándoles financiaciones que les permitieron construir mayores activos (vivienda, por ejemplo).

El cuarto capítulo explora las autonomías enredadas que supone el complejo financiero estudiantil. Uno de los principios fundamentales de las clases medias estadounidenses es ayudar a sus hijos/as a lograr su independencia. Una gran paradoja es que esta autonomía se funda sobre un gran endeudamiento. El cambio ocurrido alrededor de la década del ochenta (desfinanciación de la educación) hizo que las familias tomen más responsabilidades económicas para cumplir con este principio. La educación superior pasó de ser un bien común base del desarrollo nacional a un activo familiar (capital humano). Esta transformación, que implicó un gran peso para las finanzas familiares, hizo que padres e hijos cargaran con mayores responsabilidades y obligaciones recíprocas. Así, el principio de ofrecer las mejores oportunidades a los jóvenes, combinado con la responsabilidad que genera en los estudiantes esta dependencia, se tensiona con los esfuerzos económicos que las familias realizan. La independencia adquiere una carga económica y emocional particular. Dentro de esta configuración, las esferas financieras familiares e individuales no pueden disociarse, sino que, más bien, retraducen un orden monetario doméstico al tránsito por la universidad (Hornes, 2020).

El quinto capítulo indaga en las expectativas de ascenso social y en las desigualdades raciales. La autora propone entender la movilidad social no solo como un asunto económico, sino como un “proyecto moral”. En él, familias y comunidades afroamericanas están comprometidas en ayudar a los adultos jóvenes a prepararse para su futuro. Ahora bien, si las diferentes herramientas financieras a las que pueden acceder los estudiantes quedan atadas a la capacidad crediticia de sus padres, los grupos afroamericanos corren con una historia de desventaja. Las desigualdades raciales de largo plazo que produjeron un desbalance en empleos, ingresos y acceso a inversiones en propiedades acrecentó la brecha de riqueza de las clases blancas acomodadas. La relegación histórica de las comunidades afroamericanas en esta distribución hace que su acceso a préstamos educativos sea bajo condiciones más desfavorables que sus pares blancas, quienes son más “confiables”. De esta forma, el complejo financiero estudiantil funciona como un mecanismo de jerarquización social que oculta desigualdades históricas y actuales, al tiempo que las reproduce y amplía.

El sexto capítulo aborda la cultivación del potencial individual. Cultivar el potencial de los adultos jóvenes es otro de los valores centrales de las clases medias estadounidenses. El tránsito por la universidad es una pieza clave de este proceso; por lo tanto, su elección no puede reducirse a valores económicos. En este sentido, la autora ilumina cómo el complejo financiero estudiantil genera una serie de controversias que obligan a los estudiantes y a sus familias a pensar la educación de forma diferente. Primero, los estudiantes deben pensar en cómo pagar sus préstamos, lo que supone la reflexión entre la carrera deseada o una “económicamente rentable”. Segundo, ya como graduados, necesitan concentrarse en tener ingresos para solventar sus deudas, las cuales pueden ser o son un obstáculo y un relegamiento para sus aspiraciones personales y proyectos de vida en el momento en que están entrando en la adultez. Así, la deuda pone en peligro la promesa de desarrollo personal (de sus pares y del Estado) que genera el sistema educativo (y la sociedad norteamericana) e impone obligaciones morales conflictivas en el contexto de un mercado laboral cada vez más flexible e inseguro que dificulta, en gran medida, el repago de las deudas.

En las conclusiones, la autora propone un derecho al futuro. Una crítica de profundidad antropológica le permite señalar cómo el endeudamiento estudiantil está socavando aspiraciones, proyectos de vida y economías de los estudiantes y sus familias. El sistema choca con la posibilidad de brindar futuros abiertos a los jóvenes, lo cual es una parte esencial del proyecto estadounidense. La autora afirma que se necesita una reconfiguración del sistema y pensar la universidad como un bien público y no como uno privado. Proporcionar ayudas a los estudiantes (y no cargas) a través de la gratuidad de la matrícula y/o de préstamos menos predatorios representa una inversión en el futuro de la nación. Una deuda de este tipo puede generar experiencias comunes y solidaridad social, además de fomentar lazos morales entre los ciudadanos y el Estado que generen un compromiso diferente al diseñado por el mercado. Para ello, se requiere un sistema que permita a los jóvenes pensar en su futuro y su autonomía, y no en cómo pagarán sus deudas.

La lectura de este libro resulta sumamente fructífera por varias cuestiones. En primer lugar, porque presenta un fenómeno aparentemente económico como un hecho social total (Mauss, 2009). El análisis del endeudamiento educativo le permite a la autora iluminar cómo este proceso entra en tensión con una serie de fenómenos políticos, culturales y morales que se imbrican y reflejan la contradicción existente entre ciertos valores políticos y democráticos centrales de la sociedad norteamericana y la forma en que el Estado los promueve. En segundo lugar, porque muestra la centralidad de un mercado de crédito específico en la reproducción y generación de desigualdades. Las desigualdades raciales y de género históricas de los Estados Unidos son reproducidas por la política de financiación de la universidad y, al mismo tiempo, generan desigualdades específicas en torno a trayectorias novedosas de endeudamiento (Fourcade-Healy, 2013; Dwyer, 2018). Estas cuestiones, en conjunto, señalan la importancia que los mercados de crédito e inversión adquieren en las aspiraciones, expectativas y chances de bienestar de las familias en la actualidad, en especial en un país financiarizado como los Estados Unidos.

Bibliografía

Dwyer, R. (2018). “Credit, Debt, and Inequality”. Annual Review of Sociology, vol. 44, pp. 237-261.

Fourcade, M. y Healy, K. (2013). “Classification situations. Life-chances in the neoliberal era”. Accounting, Organizations and Society, vol. 38, nº 8, pp. 559-572.

Hornes, M. (2020). “Las tramas del dinero estatal. Saberes, prácticas y significados del dinero en las políticas sociales argentinas (2008-2015)”. Disponible en: https://www.teseopress.com/tramas/.

Mauss, M. (2009 [1924-1925]). El ensayo sobre el don. Buenos Aires: Katz.


  1. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales, Universidad Nacional de San Martín, Buenos Aires, Argentina, fjmoyano@unsam.edu.ar.↩︎

  2. https://www.latimes.com/espanol/eeuu/articulo/2021-04-14/el-presidente-biden-ha-pedido-al-departamento-de-educacion.↩︎

  3. Free Application for Federal Student Aid.↩︎