Cecilia Allami y Marcelo Bruchanski
El avance de las ideas neoliberales en economía, expresadas en el Consenso de Washington, relegó el pensamiento crítico a unas pocas materias, desde donde no se cuestiona la esencia de las doctrinas dominantes. Por el contrario, los temas monetarios son un ámbito donde las perspectivas heterodoxas incomodan. Allí donde los mercados financieros mandan y tienen poder de veto, cualquier idea disruptiva que cuestione las convenciones es rápidamente sofocada. Todo lineamiento que contradiga al mainstream y pueda derivar en propuestas de política concretas es señalado rápidamente como improvisado y poco riguroso.
Pero el pensamiento monetario ortodoxo es un cuerpo teórico objetivamente pobre. En sus argumentos apelan a fábulas, a helicópteros que arrojan billetes desde el cielo o, peor aún, consideran que el dinero no es más que un velo para explicar el funcionamiento económico, es decir, algo prescindible y que no afecta a las variables reales. A pesar del evidente carácter fiduciario y digital del dinero contemporáneo, la ortodoxia sigue tratándolo como una cosa tangible, fija y neutral. Estas ideas conducen a postulados simplistas como “La inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario generado por un exceso de oferta de dinero”, despojadas de la complejidad de los fenómenos monetarios -en los que otras variables clave como los costos, el tipo de cambio, la creación de dinero endógena, las expectativas o la estructura productiva son fundamentales-. Así, privilegian explicaciones funcionales a los intereses de los sectores dominantes por sobre una comprensión integral de los problemas.
Además, la hegemonía de las finanzas vigente se rige por argumentos esotéricos y un vocabulario críptico. Los operadores financieros, en algunos casos devenidos en influencers, se aferran a convenciones y profecías autocumplidas: el aumento en el precio de los activos financieros se explica por el “optimismo” de los mercados; las acciones de una empresa suben si decide despedir trabajadores (aunque más temprano que tarde esto termine siendo contraproducente); el precio de los bonos soberanos baja si el gobierno lleva adelante una política que los mercados consideran inconveniente; y otros comportamientos basados únicamente en expectativas y alejados de la realidad. Quien cuestione las convenciones y apueste en contra de lo que el mercado cree, tiene mucho para perder y poco para ganar.
Entre la ligereza de la teoría ortodoxa y la hegemonía de las finanzas, resulta imperioso establecer un posicionamiento crítico sobre los temas monetarios y financieros. Desde la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), la Revista Márgenes ofreció un modesto lugar a algunos economistas que guardan un grito atrapado en sus gargantas sobre estos temas. El presente número surge a partir de las exposiciones en las II Jornadas Monetarias y Financieras realizadas en 2024 por la UNGS y el Centro Cultural de la Cooperación, precisamente para oponer una visión alternativa a las Jornadas Monetarias y Bancarias organizadas por el Banco Central.
Este número de la Revista Márgenes comienza con el artículo de Noemí Brenta, quien indaga sobre los cambios en el posicionamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) en relación con los flujos financieros internacionales, cuestionando que exija a sus miembros eliminar los controles cambiarios sin tener competencias para ello. Luego de revisar históricamente la normativa del FMI referida al tema, la autora analiza la experiencia de Argentina con el FMI y la fuga de capitales.
Seguido a esto y en línea con el problema de la deuda, Francisco Cantamutto analiza la contraposición entre la sustentabilidad de la deuda y la sostenibilidad de la vida, es decir, el sacrificio social y productivo que significa lograr la aprobación de los acreedores. La ausencia de un marco jurídico integrado y un tribunal que permita contemplar el contrapunto de derechos ha permitido una clara preeminencia de los intereses de los acreedores.
En tercer lugar, Pablo Chena evalúa distintas perspectivas sobre el origen y posibles salidas al estancamiento económico con inflación que caracterizó (y aún lo hace) a la Argentina durante el período 2012-2023. Mientras las fuerzas populares piensan el problema desde el subconsumo, la derecha liberal la caracteriza como una crisis por presión salarial local y la ultra derecha como parte de una crisis global de recomposición de la tasa de ganancia del capitalismo transnacional occidental.
El cuarto artículo corresponde a Nicolás Zeolla, quien aplica la hipótesis minskyana de la fragilidad financiera para una economía abierta desde un enfoque teórico y analítico. A diferencia de las taxonomías analíticas originales, en una economía que puede endeudarse e invertir en moneda extranjera, aparecen riesgos de ciclos de euforia y descalces cambiarios que complejizan el tema.
Seguidamente, Marcelo Bruchanski presenta variadas teorías sobre el origen, la naturaleza y las funciones del dinero: Metalista, Chartalista, Regulacionista y Poskeynesiana. A partir de este marco teórico ecléctico, el artículo explora el concepto de soberanía monetaria y sus desafíos, en particular, la competencia de monedas entre Estados Nacionales y sus consecuencias para los países periféricos.
En sexto lugar, el artículo Cecilia Allami explora los cambios que la digitalización y las fintech generaron en los servicios bancarios y en el propio sistema bancario, redefiniendo su modelo de negocios. La presión para adaptarse e innovar es cada vez mayor, por lo que muchos bancos adoptan nuevas tecnologías y establecen alianzas con fintech para mantenerse competitivos.
Martín Burgos continúa con el mismo tema que el artículo previo. En esta oportunidad, el autor apunta a que si bien las billeteras digitales y las criptomonedas representan un cambio de paradigma y promueven la inclusión financiera, también refuerzan las desigualdades estructurales. Los ahorros captados por las billeteras digitales de grupos vulnerables fluyen hacia los bancos tradicionales, que a su vez redirigen el crédito principalmente a actores del sector formal. En consecuencia, persisten problemas sistémicos en Argentina como el acceso limitado al crédito y dolarización persistente.
Por último, Arnaldo Ludueña retoma el tema de la inclusión financiera. Se propone dilucidar los efectos de la inclusión financiera en el desarrollo de los sectores productivos, en particular, de las MiPyMEs. Para eso, utiliza indicadores oficiales disponibles para el periodo 2021-2023. El autor cuestiona ciertos supuestos ampliamente difundidos sobre las causas que explicarían las barreras de acceso al financiamiento por parte de algunos sectores productivos. Asimismo, propone que los procesos de inclusión deberían estar al servicio del desarrollo productivo con una perspectiva estructuralista.
Finalmente, no podemos dejar de destacar que la publicación de este número de Márgenes se enmarca en un contexto de emergencia presupuestaria que atraviesan las universidades nacionales. Los recortes sin precedentes de recursos han afectado numerosas actividades académicas, de investigación, extensión y bienestar estudiantil fundamentales para la vida universitaria. En este escenario adverso, queremos destacar especialmente el compromiso y el esfuerzo del Área de Publicaciones de la UNGS, que hicieron posible la continuidad de esta edición de la revista Márgenes.