La participación de mujeres en la producción de conocimiento económico en Argentina


Samantha Vaccari1

Resumen

En años recientes, la economía feminista se ha volcado al estudio de la historia del pensamiento económico con un doble objetivo: por un lado, realizar una crítica a la ausencia de la perspectiva de género en las diferentes escuelas de pensamiento; y, por otro, recuperar las ideas y trayectorias de algunas economistas cuyos aportes fueron invisibilizados. No obstante, la mayoría de estos trabajos se centran en teorías y biografías de intelectuales europeas y estadounidenses y dejan una vacante con relación a las mujeres y diversidades en la historia del pensamiento económico latinoamericano, y en particular para el caso de Argentina. En este sentido, nos preguntamos: ¿quiénes fueron las mujeres que participaron del proceso de producción de conocimiento económico?, ¿qué temáticas estudiaron?, ¿cuentan estos estudios con perspectiva de género? En pos de este objetivo nos proponemos reconstruir sus aportes a partir del análisis de tesis de doctorado y revistas indexadas seleccionadas.

Introducción

Corría el año 1994 y Susana Torrado, socióloga y demógrafa, trabajaba en el Centro de Estudios Urbanos y Regionales, perteneciente al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Un día, al comienzo de la primavera, entrevistada por el periodista Gerardo Young, Torrado criticó los datos oficiales de desocupación y anticipó las consecuencias que pronto traería “el ajuste neoliberal” (Jawtuschenko y Moledo, 2009). Horas más tarde, en la misma ciudad, a pocos kilómetros de allí, el ministro de Economía Domingo Cavallo, enterado de las críticas por un grupo de periodistas, exclamó: ¡Que se vaya a lavar los platos!

En aquel entonces, el episodio fue leído de varias maneras. Desde una perspectiva de género, el hecho fue catalogado como un arrebato machista, un exabrupto misógino y fuera de lugar por parte de un funcionario público. Sin embargo, llamativamente, la mirada que predominó en el imaginario colectivo fue otra, la de un ataque a la comunidad científica en su conjunto. Desde este punto de vista, Cavallo mandó a lavar los platos no ya a una mujer, sino a la profesión científica, despreciada por el gobierno. Tanto es así que, veintiún años más tarde, en noviembre de 2015, investigadores de la Universidad de Buenos Aires lavaron los platos en las escalinatas de la Facultad de Ciencias Exactas en repudio a las declaraciones del aún no electo Mauricio Macri sobre las políticas hacia el sector científico (Télam, 2015).

Desde la epistemología feminista, este hecho en apariencia anecdótico ejemplifica la cuestión del sexismo en la ciencia. Como señala Maffia (2007), la ciencia ha tenido larga tradición en ocuparse de proporcionar descripciones de la naturaleza femenina, como objeto de la ciencia, y las ha ubicado en una posición de inferioridad con relación a los varones. Sin embargo, no fue hasta los años setenta, en el marco de la segunda ola del feminismo, que tomó impulso la historia de las mujeres como sujetos de la ciencia. La economía, por supuesto, no ha sido ajena a estos debates, con sus propias lógicas y particularidades. La participación de las mujeres en la producción de conocimiento económico ha sido analizada por la economía feminista, especialmente a partir de los años noventa con el propósito de discutir las formas en que se genera el conocimiento económico, así como los lugares que históricamente han ocupado las mujeres en él. En este sentido, el presente artículo busca indagar acerca de la participación de las mujeres en dicha área para el caso de Argentina, a partir de la utilización de fuentes académicas de distinta índole. El artículo se encuentra estructurado de la siguiente manera: en primer lugar, se exponen las principales críticas de la economía feminista hacia el androcentrismo económico. Posteriormente, se presentan resultados preliminares en torno a la participación de mujeres. Por último, se da paso a las conclusiones.

Las mujeres y la ciencia económica

Recientemente, la economía feminista, como programa académico y político, comenzó a revisar la historia del pensamiento económico con un doble objetivo. Por un lado, realizar una crítica a la ausencia de la perspectiva de género en las diferentes escuelas de pensamiento (la mujer como objeto de la ciencia). Y, por otro, recuperar las ideas y trayectorias de algunas economistas cuyos aportes fueron invisibilizados (la mujer como sujeto de la ciencia).

Un trabajo pionero en este aspecto fue el de Pujol (1992), donde se interpreta la historia del pensamiento económico desde Adam Smith hasta Arthur Pigou, en clave feminista, y se cuestiona el carácter androcéntrico de la teoría económica (Carrasco Bengoa, 2007). Desde este marco, la autora argumenta que la economía ha resultado más impermeable a las problemáticas de género en comparación con otras ciencias sociales, por varios motivos. En primer lugar, como han revelado diversos estudios,2 a diferencia de otras ciencias sociales, la ciencia económica se distingue por presentar una mayor participación de varones, por lo que se constituye como un campo sumamente masculinizado. En segundo término, la hegemonía de la escuela neoclásica sobre otras corrientes de pensamiento implica una definición en torno a las fronteras de la economía limitada y excluyente. Al centrarse en las relaciones de mercado y los mecanismos que operan allí, en apariencia neutrales en términos de género, raza y clase, la teoría ha negado la desigualdad existente en las relaciones económicas. Asimismo, tampoco se han considerado las actividades ajenas a la esfera de la producción e intercambio de mercancías, como el trabajo doméstico no remunerado, fundamental para la reproducción de la fuerza de trabajo. De esta forma, la doctrina neoclásica, como enfoque epistemológico, ha simplificado la naturaleza y las relaciones sociales por acción y omisión, lo que derivó en enfoques teóricos y en políticas que tienden a reproducir las brechas de género.

Por otra parte, siguiendo a Agenjo-Calderón (2021), desde sus orígenes la ciencia económica presenta, además, un marcado sesgo eurocéntrico al tomar como referencia el modo de producción capitalista occidental, construido en torno al mundo del trabajo urbano en la industria o los servicios. Esta caracterización resulta importante y no escapa a nuestro objeto de estudio. Si bien, como se señaló anteriormente, la revisión crítica de la historia del pensamiento económico ha crecido notablemente, estos estudios se han centrado en experiencias, teorías y biografías de intelectuales europeas y estadounidenses. De esta forma, existe una vacante con relación a las mujeres y las diversidades en la historia del pensamiento económico latinoamericano,3 en particular para el caso de Argentina.

En la siguiente sección se presentan resultados preliminares en torno a la participación de mujeres en la producción de conocimiento económico en Argentina. Dado que se trata de una primera aproximación, se espera que constituyan una contribución para futuras investigaciones en las que se recuperen los aportes de intelectuales y biografías en el campo económico de nuestro país.

Las mujeres en la producción de conocimiento económico en Argentina

Preguntarse acerca de la participación de mujeres en la producción de conocimiento económico consiste, en primera instancia, en la indagación acerca de su presencia en las distintas esferas de producción y difusión de conocimiento. Por este motivo, en esta sección se buscará explorar la participación de mujeres a través de los productos de su trabajo dentro del esquema de comunicación de la ciencia. Para ello, se han utilizado como fuentes principales las tesis doctorales de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (FCE-UBA) y las siguientes revistas académicas: Económica, de la Universidad Nacional de La Plata; Economía y Estadística, de la Universidad Nacional de Córdoba, y Estudios Económicos, de la Universidad Nacional del Sur.

En el caso de las tesis, resultan documentos de interés, ya que suponen el máximo nivel de estudios alcanzable en el marco de los sistemas educativos modernos. Además, se trata de un nivel en el que se exige la realización de un trabajo de investigación atravesado por la experiencia científica en un campo de conocimiento específico (Pacheco, 2015). En este contexto, la decisión de utilizar los archivos de la FCE-UBA se justifica al tomar en consideración dos factores relevantes: la antigüedad de la casa de estudios y su población estudiantil. La FCE, pionera en América Latina, fue fundada en 1913, y un año más tarde tuvo lugar la creación del Doctorado en Ciencias Económicas, previo a la institucionalización de la Licenciatura en Economía en los años cincuenta. Como señala Arana, al tener en cuenta los factores esbozados “parece evidente que la formación de economistas en la Argentina se concentró principalmente en Buenos Aires, y, dentro de esta región, la FCE-UBA fue la institución que tuvo mayor impacto” (2020: 127). Por otra parte, se decidió, además, utilizar revistas científicas, ya que estas representan un registro público de los conocimientos acumulados y sistematizados, a la vez que se encuentran insertas en un proceso comunicacional en el que intervienen autores, editores e instituciones (Mendoza y Paravic, 2006). Las revistas relevadas fueron seleccionadas por su antigüedad, continuidad y permanencia en el tiempo.

En primer lugar, se tiene la revista Economía y Estadística, creada en 1939 por Benjamín Cornejo y editada por el Instituto de Economía y Finanzas de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba. En segundo término, la revista Económica, fundada por Oreste Popescu en 1954 y editada por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata, que, de acuerdo con Fernández López, “marcó en el período 1966-1973 un alto nivel del país en materia de análisis económico” (2007: 40). Por último, se utiliza la revista Estudios Económicos, de la Universidad Nacional del Sur, cuyo primer antecedente es la revista Técnica y Economía, perteneciente al Instituto Tecnológico del Sur. Dicha institución fue la base para la creación de la Universidad Nacional del Sur en la ciudad de Bahía Blanca. Técnica y Economía se publicó entre 1949 y 1952, y se “convirtió en la primera revista científica local y en el principal medio de difusión de las investigaciones de los docentes y visitantes de esa institución académica” (Estudios Económicos, s.f.). En 1956 se crearon el Departamento de Economía y el Instituto de Investigaciones Económicas, y posteriormente, en 1962, ambas instituciones coeditaron el primer número de la revista Estudios Económicos, dirigida por Uros Bacic desde sus inicios hasta su jubilación. Aunque su publicación se interrumpió entre 1973 y 1982, a partir de entonces retomó la producción de manera regular hasta nuestros días, pudiendo reconstruir la serie hasta la actualidad.

Tomando como base las fuentes señaladas, el análisis de la participación de mujeres en estos espacios se configura a partir del establecimiento de las siguientes categorías: trabajos escritos por varones, en el caso de que se trate de uno o varios autores masculinos; trabajos escritos por mujeres, en situaciones en que figuran una o varias autoras femeninas; y, finalmente, coautores, cuando la autoría es compartida por un varón y una mujer (o más de uno). Esta distinción se realiza con el objetivo de evitar distorsiones significativas en la muestra.4 Por otra parte, se toma en consideración la cantidad de apariciones y no de autores, ya que un autor puede haber publicado más de un artículo a lo largo de la serie.

A partir de la información recopilada se realiza, a continuación, un análisis de tipo cuantitativo y cualitativo. En particular, se desean explorar las siguientes cuestiones: ¿cuántas mujeres participan como productoras de conocimiento en comparación con los varones?, ¿en qué momento se producen las primeras apariciones de mujeres en dichos espacios?, ¿qué temas despiertan interés en las autoras?, ¿existen registros de publicaciones con perspectiva de género?5

En el caso de las tesis doctorales de la FCE-UBA, sobre un total de 1228 tesis, 130 corresponden a mujeres, es decir, el 10,6%. En términos generales, como se observa en la figura 1, la participación de mujeres en la producción de tesis de doctorado no solo ha sido menor con relación a los varones, sino que, además, su incorporación ha sido más tardía. Tras la publicación de Bernasconi a principios del siglo XX debieron pasar 16 años hasta encontrar un segundo registro femenino, en 1935. A partir de 1942, la cantidad de tesis escritas por mujeres se incrementa progresivamente hasta alcanzar un promedio anual de 1,6 tesis. El año 1967 resulta llamativo, ya que se llega a un máximo, para ambos géneros, de nueve tesis en el caso de las mujeres y de 74 para los varones. A partir de entonces, la participación empieza a decaer, también para ambos géneros, aunque en el caso de las mujeres se vuelve a la tendencia anterior, con largos períodos de ausencia, especialmente entre 1978-1986 y 1992-1998. En estos años en los que no se tienen registros de tesis escritas por mujeres, las publicaciones de los varones ascienden a seis y cuatro, para cada período, respectivamente.

La primera aparición femenina en el Doctorado en Ciencias Económicas data de 1919, con la tesis de Ángela Bernasconi, titulada De los ferrocarriles en la República Argentina, tema de gran interés en el marco de la época. Este hecho ejemplifica un rasgo común a las fuentes analizadas. Por lo general, los temas elegidos por los autores se vinculan, tanto en el caso de las tesis como en las revistas, con los debates propios del período en el que fueron escritos, o con campos de conocimiento específicos de interés para el escritor. De esta forma, no se observa predominancia femenina o masculina en ningún campo en particular.

En cuanto a la temática de género en los trabajos, para el total de la serie, entre 1916 y 2022 se tienen cuatro publicaciones. La primera, de 1918, corresponde a Ricardo Etcheverry y se titula La ley argentina sobre reglamentación del trabajo de mujeres y niños. Varias décadas más tarde, en 1947, se encuentran nuevos estudios, como Trabajo de mujeres y menores, de Marta Susana Boero, y La caja de maternidad, de María Gamboa. Posteriormente, en 1949, Trabajo de mujeres, de Norma Pérsico. Finalmente, el último registro corresponde a la tesis de Lidia Heller, en 2012, Diversidad de género en las organizaciones: empresas globales, culturas locales. Estudio comparativo de programas de diversidad como estrategia para el logro de la equidad. Es interesante señalar que, sobre la base de los resultados obtenidos, en el Doctorado en Ciencias Económicas de la UBA la cuestión de género aparece vinculada únicamente al mercado de trabajo y sus instituciones, y no se encontraron otros cruces.

Figura 1. Tesis doctorales FCE-UBA por año y por género (1916-2022)

Fuente: elaboración propia sobre la base de la “Colección de Tesis de Doctorado” de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

En la revista Economía y Estadística, de la UNC, sobre un total de 513 artículos, 40 corresponden a mujeres (7,8%) y 37 a coautores (7,2%). La aparición de mujeres de manera continua sucede a partir de la década del 2000, al igual que en el caso de los coautores. La participación de los varones, a su vez, muestra una dinámica errática. Existen años en los que el volumen de autores publicados resulta escaso, como, por ejemplo, 1946, con tan solo un artículo, y otros en los que se llega a un total de 19 autores por dossier, como es el caso del año 1967.

Al igual que ocurre con las tesis, en Economía y Estadística se tienen largos períodos de ausencia femenina, especialmente en los inicios (1939-1949), y con posterioridad, entre 1955-1962 y 1967-1984. En contraposición a esta tendencia, en estos mismos períodos se publicaron 247 artículos escritos por varones.

Figura 2. Cantidad de artículos publicados por año y por género (1939-2022). Revista Economía y Estadística, Universidad Nacional de Córdoba

Fuente: elaboración propia sobre la base del archivo digital de la revista Económica y Estadística de la Universidad Nacional de Córdoba.

Los primeros trabajos elaborados por mujeres y publicados en la revista pertenecen a Victoria Hoya de Canen e Irma Ferrero de Fierro, en 1950. Ambos estudios remiten a cuestiones de teoría económica. En el caso de la primera se analizan Los costes de venta en la teoría de la competencia monopólica, y en el caso de la segunda, la Presión comparativa del impuesto extraordinario del empréstito. La temática de género tan solo aparece a través de un artículo del año 2004 escrito por Héctor Gertel y otros autores varones, en el que se busca indagar acerca de la diferenciación de ingresos por género y nivel educativo.

En la revista Estudios Económicos, de la Universidad del Sur, sobre un total de 369 artículos se tiene una presencia femenina del 20,1%, y en el caso de los coautores, del 12,6%. Se trata de los niveles de participación más elevados para el total de las fuentes recopiladas.

Como se mencionó anteriormente, entre 1949 y 1952 los números relevados corresponden, en un principio, a la revista Técnica y Economía, y, posteriormente, a Estudios Económicos, a partir de 1962. En tiempos de Técnica y Economía se tienen 54 artículos publicados por varones y tan solo uno escrito por una mujer. Posteriormente, a partir de la década del sesenta se cuenta con 195 registros masculinos y 73 femeninos.

El primer artículo publicado por una mujer en el caso de Técnica y Economía es el de Haydée Nora Verettoni, en 1952, titulado Las asociaciones halófilas del partido de Bahía Blanca. En efecto, la publicación corresponde a un tema ajeno al ámbito de la economía, lo que da cuenta de los intereses de la revista abocados al territorio en el que se ubicaba. Tras el lanzamiento de Estudios Económicos, la primera aparición femenina corresponde a un trabajo sobre la evolución de la industria argentina, cuya autora es Estela M. Bee de Dagum, esposa de Camilo Dagum, ambos doctores en Ciencias Económicas por la Universidad Nacional de Córdoba. Otra autora relevante resulta Elena Ortiz de Guevara, con cinco artículos de diversa índole realizados entre 1970 y 2007.

Figura 3. Cantidad de artículos publicados por año y por género (1949-2022). Revistas Técnica y Economía y Estudios Económicos, de la Universidad Nacional del Sur

Fuente: elaboración propia sobre la base de los archivos digitales de las revistas Técnica y Economía y Estudios Económicos de la Universidad Nacional del Sur.

Se tienen en total cuatro artículos con temática de género a partir de los años 2000. El enfoque de género se vincula, al igual que en otras publicaciones, al mercado de trabajo y en brechas educativas, en este caso no solo para el territorio argentino, sino que se encuentran, además, estudios sobre otros países como Brasil y Paraguay.

Por último, en la revista Económica, de la UNLP, sobre 574 casos, el 11% corresponde a mujeres y el 6,5% a coautores. Casi el 40% de los artículos publicados se concentra en el período que abarca entre 1954 y 1976. A lo largo de estas décadas, la revista Económica publicó 205 artículos escritos por varones y 13 elaborados por mujeres.

El primer artículo escrito por una mujer se tiene en 1956, con El proceso intelectual de la elaboración científica según Husserl, y un ensayo de ejemplificación, de Dorotea C. Macedo de Steffens. Pero la participación femenina se incrementa notablemente a finales de los sesenta, especialmente con las figuras de Ana María Martirena Mantel y Luisa Montuschi, que se destacarán por sus apariciones recurrentes en la revista.

Figura 4. Cantidad de artículos publicados por año y por género (1954-2022). Revista Económica, Universidad Nacional de La Plata

Fuente: elaboración propia sobre la base del archivo digital de la revista Económica de la Universidad Nacional de la Plata.

Nota: Se excluye del análisis el volumen 45, nº 2, del año 1999, por tratarse de un número en memoria del profesor Rolf Mantel. Consiste en una edición especial que incluye artículos ya publicados y, por ende, contabilizados previamente.

Martirena Mantel llegó a publicar ocho artículos de manera individual y ocho como coautora, junto con su marido Rolf Mantel, ambos doctores por la Universidad de Yale. Por su parte, Montuschi publicó 14 artículos individuales y uno como coautora.6 Esta última se destaca por ser una figura transversal a las fuentes relevadas. En 1975 defendió sus tesis: Un estudio cuantitativo acerca del poder económico de los sindicatos en el sector manufacturero argentino 1950-1965. Además, posee artículos publicados tanto en Economía y Estadística (UNC) como en Estudios Económicos (UNS).

En cuanto a la temática de género, solo se tiene un artículo en 2016: Segregación ocupacional por género y diferencial de ingresos en turismo: evidencia para Argentina, de Natalia Espínola.

Conclusiones

De los datos obtenidos se desprende que las mujeres han tenido niveles más bajos de participación en la producción de conocimiento económico, en comparación con los varones. En general, la presencia femenina en estos espacios ha sido en torno al 10% del total, a excepción de la revista Estudios Económicos, donde la cifra se duplica. Además, se observa que la publicación de artículos y tesis escritos por mujeres, así como su participación como coautoras en el caso de las revistas, se incrementa especialmente a partir de los años noventa.

Las fuentes consultadas, en general, han sido poco permeables a las temáticas de género, como bien señalaba Pujol (1992) para la ciencia económica en su conjunto. En los pocos artículos relevados que abarcan dicha temática, la mayoría centra su mirada sobre el mercado laboral y sus instituciones. Esta situación revela, por un lado, que las desigualdades de género en el mundo del trabajo constituyen un eje de interés a lo largo del tiempo, y que persisten como problemática. Por otro lado, se evidencia la dificultad en expandir la perspectiva de género hacia otros ámbitos de la economía. Por último, se desea señalar que este tipo de estudios han sido realizados en mayor medida por mujeres.

Aunque las formas de participación femenina en la historia del pensamiento económico argentino deberán ser completadas con futuras investigaciones que indaguen en los aportes intelectuales y las biografías de las protagonistas, consideramos que los resultados obtenidos resultan fundamentales a la hora de realizar una primera aproximación al problema de estudio, desde la cual abordar futuros trabajos que releven la desigualdad existente en la producción de conocimiento económico.

Bibliografía

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Pacheco, T. (2015). “La tesis doctoral en ciencias sociales y su relación con el quehacer científico”. Cinta de Moebio, (52), pp. 37-47.

Pujol, M. (1992). Feminism and anti-feminism in early economic thought. Brookfield: Edward Elgar Publishing.

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––––– (13 de noviembre de 2015). “La ciencia dijo que ‘no le da lo mismo’ investigar que ‘lavar los platos’”. Télam. Disponible en: https://www.telam.com.ar/notas/201511/127033-la-ciencia-dijo-que-no-le-da-lo-mismo-investigar-que-lavar-los-platos.html.


1 Licenciada en Economía (FCE-UBA) y maestranda en Sociología Económica (IDAES-UNSAM).

2 Por ejemplo, Ferber y Teiman (1981).

3 Al respecto de América Latina, las publicaciones en torno a este tema también se han incrementado en los últimos tiempos. Por ejemplo, el trabajo de Gómez Betancourt y Orozco Espinel (2018) sobre investigadoras de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL) resalta las contribuciones de las mujeres a las actividades operativas y de investigación de la institución. Por otra parte, en Amarante et al. (2021) se analiza la participación femenina en la investigación en economía en Uruguay, y se muestran datos relevantes en torno a la participación femenina.

4 Sobre este punto es necesario aclarar que la construcción de dichas categorías en términos binarios varón-mujer surge como consecuencia de la escasa información disponible sobre los autores publicados. Este hecho revela la necesidad de contar con indicadores no binarios respecto de la producción de conocimiento científico que permitan construir estadísticas más allá de las dicotomías.

5 Para responder a esta pregunta se buscaron, en las bases confeccionadas, palabras claves como género, mujer, niños, etc., por tratarse de términos utilizados frecuentemente para aludir a temáticas con perspectiva de género en los artículos académicos.

6 De acuerdo con los datos obtenidos, estas economistas han transitado, a lo largo de su vida, espacios comunes. Siendo Luisa Montuschi estudiante, ambas economistas participaron de los seminarios de formación organizados por el profesor Julio Olivera en la Facultad de Ciencias Económicas. Además, han sido integrantes de la Academia Nacional de Ciencias Económicas desde 1986. Se trata de las dos únicas mujeres encontradas en el listado de miembros, junto con Hildegart Ahumada. A su vez, ambas han presidido la Asociación Argentina de Economía Política. Mientras Ana María Martirena Mantel ocupó dicho cargo entre 1984 y 1986, Montuschi lo hizo entre 1986 y 1988.