Dependencia y política. Las “cátedras nacionales” y sus alrededores
Resumen
“Todos éramos feuerbachianos”, escribió alguna vez Engels para evocar las travesuras filosóficas que había tramado con Marx en tierras parisinas en los ya lejanos años cuarenta del siglo XIX. Otro tanto podría decirse sobre lo que ocurrió en Chile más de una centuria después, pero esta vez canjeando el nombre propio de Feuerbach por la palabra dependencia. En la década del sesenta del siglo XX, eso que dio en llamarse “teoría de la dependencia” pareció ocupar todos los espacios del universo de las izquierdas en América Latina: sea desde la sociología, la economía, la historia o el cine, la militancia, la academia y el ensayo hablaron su lengua. “Todos éramos dependentistas”, podría entonces decir alguien de esa época sin por ello sonar ridículo o grotesco o tosco.