Presentación
“Seguir el sendero de la contra-hegemonía”
Comenzamos citando la frase final del artículo de Lais Silveira Fraga y Oswaldo Gonçalves Junior (“O sonho e o pesadelo do desenvolvimento…”) para presentar este Número 23 de Otra Economía, porque de alguna manera expresa un sentido que nos interesa rescatar en los dieciséis textos que hoy estamos compartiendo.
Ninguno de los escenarios que podíamos haber proyectado a fines de 2019 o incluso a principios de 2020 se aproxima a lo que finalmente aconteció con la pandemia del COVID-19 y cuyos efectos todavía ni siquiera alcanzamos a estimar, dando la sensación que, de repente, cambió todo.
¿Cambió todo?
Las medidas que hemos debido asumir frente a la pandemia han modificado profundamente nuestras rutinas y nuestras sociabilidades, replegándonos en nuestros hogares y también en nuestras propias certezas, interpelándonos sobre su pertinencia y abriendo enormes interrogantes sobre el futuro.
Incluso en el caso de la Revista Otra Economía hemos debido lidiar con dificultades para cumplir con las revisiones, realizar ajustes y modificaciones a los artículos, etc. Nada diferente a lo que ha sucedido en otros ámbitos de nuestra vida, pero que hace más destacable el esfuerzo y el compromiso de lxs revisorxs que pudieron completar la tarea solicitada, la disposición de lxs autorxs que lograron responder en tiempo y forma a las recomendaciones sugeridas, así como el profesionalismo y dedicación de nuestras Asistentes Editoriales, tanto Alejandra Potocko, quien realizó esa tarea para los 3 números anteriores, como Guillermina Zanzottera, que asumió esa responsabilidad a partir de esta edición.
Pero más allá de nuestra perplejidad y nuestras dudas, las corrientes profundas que identificábamos en la Convocatoria de principios de este año siguen existiendo, no se han detenido y buscan nuevos cauces. Decíamos entonces que encontrábamos en toda América Latina “múltiples iniciativas de resistencia al neoliberalismo” expresadas en “laboriosas construcciones organizativas… recuperando el valor de lo común” con rumbo hacia “la reconstrucción de la sociedad y una economía que posibilite su reproducción (ampliada) y una vida digna”.
Esas acciones, lejos de haber desaparecido, atraviesan un “momento de acumulación de tensiones que preanuncian nuevas turbulencias globales” en un contexto de “creciente malestar social del cual está surgiendo en la actualidad una impugnación democrática e igualitarista a la globalización”, como advierte Ricardo Aronskind en su artículo “América Latina, retrocesos y potencialidades”.
Este contexto refuerza la necesidad de “una producción científica a la altura de las problemáticas históricas de nuestro tiempo (y) contribuciones teóricas y análisis de experiencias de esta compleja, contradictoria y desafiante realidad regional”, como nos proponíamos en la Convocatoria.
Con el propósito de aportar a ese proceso desde el lugar de esta Revista, además del artículo ya mencionado en la Sección Sociedad, Economía y Política, presentamos tres artículos en la Sección Contribuciones Teóricas, diez análisis de Experiencias y dos reseñas de libros.
En las Contribuciones Teóricas, lxs autorxs debaten con las limitaciones de la idea de “desarrollo” (Silveira Fraga y Gonçalves Junior), con el lenguaje y las prácticas financiadas por la FAO (Maria José De Rezende y Maria Fernanda Vallejo Aristizábal), y con los contenidos y criterios para la enseñanza de la economía (Pablo Marcelo Sisti). En la misma línea del debate teórico, el libro de Fernández Álvarez, et al., reseñado por Belén Santin Ruffo focaliza en las discusiones sobre la heterogeneidad de las clases trabajadoras.
Obviamente, también encontramos referencias teóricas en la sección siguiente (“Experiencias y sujetos”), tales como fundamentaciones a las propuestas de: reconceptualizar lo económico, en particular el sentido y las formas de organización del trabajo y el consumo, la idea de “calidad” y la relación con el resto de la naturaleza, intensificando el diálogo entre economía y derechos; revisar críticamente las ambigüedades y complejidades de algunas categorías como “inclusión”, “asistencialismo” y “Estado”; operacionalizar el reconocimiento de los saberes locales; desmercantilizar los satisfactores que garantizan la vida humana, y muchas otras.
En todos los casos, se trata de aportes teóricos para debates que es necesario mantener con múltiples interlocutores, no solo entre quienes nos identificamos con la ESS, sino también con las diversas expresiones de la heterodoxia económica e incluso con las concepciones tradicionales de la economía, pero sobre todo con actores sociales y políticos, conscientes que para producir rupturas epistemológicas fructíferas es necesario llegar al sentido común de grandes mayorías.
En la sección dedicada a las “Experiencias y sujetos”, tres artículos refieren a la problemática de la agricultura, dos de ellos con acento en lo ecológico (Mariana Martins y Aloisia Hirata y Maria de los Ángeles Arias Guevara) y uno en el modelo de gestión (Valdir Raymundo Raasch y Robinson Henrique Scholz).
Cuatro artículos abordan diversas cuestiones vinculadas con la producción y el consumo (Guillermo Ferrer, Gabriel Alberto Saal, Mario Alberto Barrientos y Graciela Francavilla; María Lucrecia Mudrik, Esteban Andrés Cuatrín Sperati y Lucas Gabriel Cardozo; Luciana Fingermann y Guido Prividera y Pablo Guerra).
En dos artículos (Thais Aparecida Dibbern y Evandro Coggo Cristofoletti y Gustavo Moura de Oliveira y Adriane Vieira Ferrarini) y una reseña (Cynthia Ferrari Mango, sobre el libro de Kasparian) encontramos análisis sobre políticas públicas y derechos, en su incidencia directa e indirecta en la Economía Social y Solidaria.
Por su parte, Julieta Campana y Agustina Rossi Lashayas estudian un caso de vinculación del movimiento de la economía popular con el movimiento feminista en Argentina, focalizando en la dimensión política y en las dinámicas de subjetivación individual y colectiva.
En todos ellos encontramos expresiones de una disposición contra-hegemónica, manifestada en la reafirmación de principios igualitaristas y solidarios, centralidad de la persona y su cuidado, respeto y armonía con la naturaleza, etc.
Pero también advertimos que para disputar hegemonía se requiere la construcción colectiva de una narrativa propia asentada en una epistemología soberana y decolonial, atenta a las singularidades territoriales y al reconocimiento de saberes locales (Silveira Fraga y Gonçalves Junior, De Rezende y Aristizábal, Martins y Hirata). Esta narrativa debe articular las distintas experiencias y las búsquedas teóricas y promover el diálogo entre unas y otras.
Aunque estamos acostumbrados a mirar el devenir de lo social como una “constelación” de acontecimientos notables, es improbable que alguna acción o experiencia aislada alcance condiciones para adquirir por sí misma la estatura de “contrahegemónica”: para eso debe integrarse con otras acciones y experiencias en forma sistémica.
Y esa integración debe ser orgánica, pero también discursiva.
Esto no puede hacerse desde afuera o desde arriba, pero tampoco solamente desde abajo y desde adentro, sino que requiere la disposición de un amplio abanico de actores interactuando con vocación de convergencia hacia un sujeto colectivo, que desde su diversidad se propone consensuar principios, construir senderos e identificar horizontes comunes.
Desde Otra Economía intentamos contribuir a ese proceso.
Daniel Maidana
Editor