Reseña

Garcilazo, R. y Ferreyra, S. (comps.) (2024). Abrir ventanas. Hacia una historia subnacional de la corrupción en Argentina (1896-1976). Buenos Aires: Imago Mundi, 276 p.

Javier E. Rodrigo

Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Correo electrónico: pastora.isabella.echague@gmail.com

La noción de unas elites políticas que utilizan el Estado como una caja de financiamiento personal que, además de acrecentar sus fortunas, les permite mantenerse vigentes en el poder nos resulta, estemos de acuerdo o no con ella, actualmente familiar en la Argentina. Después de todo, sobrevuela al debate público nacional desde hace algunas décadas. A riesgo de pecar de derrotistas, se trata de razonamientos que han cobrado fuerza en distintas coyunturas políticas del país. En una forma simplificada de historia conceptual, alcanzaría con actualizar algunos vocablos, como “elites” por “oligarquías” –o la más reciente, “casta”– para ver esta supuesta continuidad.

Frente a esta lógica cíclica, resulta curioso que la historiografía, tanto local como internacional, se haya ocupado poco de la cuestión. Aunque en el país se ha avanzado sobre cuestiones como los planteles políticos y sus articulaciones con el poder económico, o las prácticas electorales fraudulentas y las relaciones clientelares en la política notabiliar en el largo siglo XIX y buena parte del XX, pocas veces la academia ha “descendido” al terreno vulgar de la corrupción. Justamente a esta vacante responde Abrir ventanas. Hacia una historia subnacional de la corrupción en Argentina (1896-1976), compilado por Silvana Ferreyra y Romina Garcilazo. La obra reúne una interesante serie de trabajos de historiadores e historiadoras que, como las propias compiladoras, constituyen algunos de los mejores exponentes del país en el incipiente campo de la Nueva Historia de la Corrupción. Acorde con sus lineamientos, la compilación se propone indagar en las representaciones cambiantes de este fenómeno y sus expresiones en prácticas y discursos percibidos desde una lente moral, especialmente en aquellas ocasiones en que trascendieron en la opinión pública para convertirse en escándalos.

En este sentido, todos los textos se enfocan en la corrupción tanto desde su faceta política, como con relación a “lo político”. En especial, respecto al impacto que han tenido sus denuncias en el juego parlamentario y partidario, así como las respuestas que se ensayaron ante ellas en diferentes contextos. Por tal motivo, la perspectiva de una historia cultural de la corrupción política ensayada en la obra permite enriquecer los avances realizados por la historia política local de las últimas décadas. Por un lado, al recurrir a nuevos y viejos objetos de estudio, así como a repertorios documentales, para explorarlos desde miradas innovadoras. Por el otro, al recuperar una perspectiva multiescalar entre lo nacional, lo regional y lo local que complejiza el análisis de los procesos históricos.

Pese a su evidente novedad, la obra se apropia de reflexiones provenientes de otros espacios en el tema. Concentrándonos en los antecedentes europeos, se retoman los aportes de figuras como Jens Ivo Engels, Frédéric Monier, Dard Olivier y María Antonia Peña Guerrero. Claramente, entre estos referentes debe mencionarse a la enorme Marta Bonaudo, a quien está dedicada la obra. Como se la homenajea póstumamente en el título, fue la responsable de introducir y proyectar las primeras instancias de investigación sobre la temática en el país. La reflexión sobre sus aportes como historiadora e impulsora de los estudios sobre la corrupción es precisamente el objeto de los primeros dos escritos que siguen a la introducción. Realizados por Peña Guerrero y Garcilazo respectivamente, consisten en un hermoso reconocimiento tanto de la figura intelectual como de la persona que ambas autoras procuran recordar por medio de sus experiencias.

A continuación, se desarrollan los ocho capítulos en que se organiza la compilación y que comprenden diferentes escenarios de corrupción política en la Argentina, a nivel local y regional, entre 1898 y 1976. En tanto delimita los casos selectos, la periodización invita al lector y a futuras investigaciones a poner en diálogo los textos en clave sincrónica y diacrónica. Antes que un mapeo general de todo el país, Abrir ventanas propone partir de los espacios abordados como “laboratorios de trabajo” para elaborar reflexiones transversales a la historiografía política y cultural sobre el siglo XX argentino.

Respetando el orden cronológico, la obra continúa con el tercer capítulo, nuevamente de Garcilazo, sobre las acusaciones contra la corrupción política en Entre Ríos en el cambio del siglo XIX al XX. A partir de sus estudios previos sobre la provincia y Santa Fe, la historiadora recupera cartas publicadas en la prensa, luego tratadas en el Congreso, para explorar las representaciones de lo corrupto en las internas facciosas de los gobiernos autonomistas. En este interesante ejercicio, logra explicar tanto el uso instrumental de las denuncias en el juego político como las respuestas y medidas que generaron por parte del oficialismo. En particular, destacan sus apreciaciones con respecto a los sentidos ambiguos del concepto de corrupción, así como su asociación a las prácticas de nepotismo.

Avanzando en el tiempo, el artículo de Alex Ratto repasa las discusiones sobre los gastos excesivos realizados en la construcción del edificio del Congreso de la Nación. En particular, el historiador indaga en los diarios de sesiones de ambas cámaras para enfocarse en la comisión investigadora presidida por el diputado Lisandro de la Torre entre 1913 y 1914. Junto con la detallada descripción de los hallazgos, sobresale su análisis sobre la temprana construcción como figura pública asociada a la lucha contra la inmoralidad administrativa del dirigente del Partido Demócrata Progresista (PDP), así como el posterior debate con las otras fuerzas sobre el curso a seguir respecto a los implicados y la supervisión de las obras.

A diferencia de los anteriores, otros escritos de Abrir ventanas comprenden culturas políticas específicas y sus posicionamientos respecto a la corrupción. Este es el caso del quinto capítulo, a cargo de María Pía Martín, que desarrolla los discursos, representaciones y usos sobre estas prácticas por parte de la prensa católica en Rosario y el sur provincial entre 1908 y 1930. Con la periodización, la autora navega cuidadosamente los avatares de la política regional al enfocarse en las estrategias y tácticas de los dirigentes católicos según instrumentalizaron las denuncias de corrupción para sostener la agenda religiosa frente a los impulsos del reformismo liberal.

En el mismo espacio, pero cursando la década siguiente, la producción de Natalia Alarcón aborda el escándalo respecto a la empresa concesionaria del servicio de tranvías en Rosario según fue utilizado por el PDP hacia las elecciones de 1931. La autora recupera de la prensa santafesina, en particular de la filiada al partido, sus discursos contra los anteriormente afines gobiernos interventores designados tras el golpe de 1930 en la provincia. Como propone Alarcón, consistió en un medio para capitalizar el descontento contra un polémico decreto que otorgó grandes beneficios a la compañía precisamente cuando era muy cuestionada por la ciudadanía rosarina. Su atento análisis de la situación del holding extranjero y los reclamos demoprogresistas –que involucraron al intendente y dirigente del PDP, Fermín Lejarza– permiten apreciar otros matices sobre la victoria electoral que llevaría a esta fuerza al gobierno provincial en 1932.

En consonancia con el anterior, en el séptimo artículo Luciano Barandiarán y Leonardo Fuentes también estudian conflictos vinculados a la provisión de servicios públicos en los años treinta. Lo hacen en la localidad de Tandil y las campañas de movilización ciudadanas que se desarrollaron en la década por los proyectos de construcción de una “usina popular” que proveyera de energía al municipio, así como contra las regulaciones respecto a la pasteurización de la leche en los tambos locales. Según explican los historiadores con un cuidadoso análisis de la prensa local, la deriva de las imputaciones de corrupción en escándalos, en ocasiones con importantes hitos de violencia, debe entenderse en tanto constituyeron canales de politización para la ciudadanía y la oposición socialista y radical. Particularmente, en momentos en que la participación se encontraba cooptada por las maquinarias electorales del Partido Conservador bonaerense.

En este punto la compilación prosigue hasta la segunda mitad del siglo XX para detenerse en su gran protagonista político: el peronismo. El texto de Ferreyra resulta un excelente análisis de las representaciones sobre esta fuerza asociadas a la corrupción política según fueron diagramadas por la Revolución Libertadora. Retomando trabajos previos, la autora se concentra en la figura de “malversación de fondos públicos” presentes en las memorias de la Comisión Nacional de Investigaciones (CNI), al igual que en sus sedes provinciales y locales. Contra toda uniformidad de criterio en los procesos, se explora la doble faceta de la “desperonización” –la represiva y la pedagógica– en las disyuntivas entre los investigadores sobre los hechos a juzgar según cuestiones como las jerarquías de los acusados en el gobierno depuesto o el destino de los fondos desviados.

A tono con esta propuesta, en el noveno capítulo Gabriel Carrizo se ocupa de los debates y representaciones sobre las necesidades y medios de erradicación de la “corrupción peronista” en la prensa de Comodoro Rivadavia. Comenzando en los días posteriores al golpe, el autor describe los discursos elaborados por dos diarios de la ciudad sobre el gobierno depuesto. De esta forma, explica la manera en que ambos medios colaboraron en construir los imaginarios locales con respecto al peronismo, desde la decadencia moral extendida y la censura a estigmatizaciones clasistas, que abonaron el terreno para la labor desperonizadora del régimen militar.

Finalmente, el artículo de Juan Iván Ladeuix llega a los límites de la periodización inicial para abordar las implicaciones de corrupción como otras de las herramientas utilizadas entre 1973 y 1976 en la interna peronista dentro del Frente Justicialista de Liberación Nacional (FREJULI). En concreto, el autor retoma sus trabajos sobre la provincia de Buenos Aires para estudiar su expresión particular en las destituciones de intendentes peronistas, casi todas por obra de los concejales del partido. El texto procura demostrar la sistematicidad de este procedimiento como una de las herramientas utilizadas en las internas justicialistas. Luego de un mapeo de la provincia, Ladeuix ejemplifica este desarrollo con el caso de Chascomús. Como se desprende del análisis, resulta interesante que, a diferencia de las construcciones antiperonistas, para sus rivales políticos en los años setenta las acusaciones de malversación o enriquecimiento eran homologables a la traición o deslealtad al partido.

Para concluir, los textos que componen Abrir ventanas constituyen un valioso aporte para un campo innovador en el país, surgido de las semillas plantadas por Bonaudo, que promete y está dando frutos. Después de todo, el estudio de las nociones de corrupción, es decir, de la manera en que se comprendió la política y lo político en su faz moral, constituye otro camino para construir una mejor historia cultural de lo político que indague en las representaciones y construcciones de sentido de los sujetos históricos.

Como explican las compiladoras, consiste en una cuestión frente a la cual la opinión pública no le ha exigido respuestas a la disciplina. Sin embargo, hoy parece estar en condiciones de afrontar el desafío, especialmente ante un debate que, con cerca de medio siglo de democracia a cuestas, nos sigue interpelando como ciudadanos argentinos. Por estos y otros motivos, la compilación abre efectivamente ventanas, pero no entra por ellas, sino por la puerta grande de la historiografía argentina.

Garcilazo, R. y Ferreyra, S. (comps.) (2024). Abrir ventanas

Javier E. Rodrigo