Tesis
Tesis de Maestría en Ciencias Sociales
Universidad Nacional de General Sarmiento
Instituto de Desarrollo Económico y Social
108, putos y maricas: representaciones sociales de la homosexualidad masculina en contextos de dictaduras en la literatura argentina y paraguaya durante períodos democráticos (2000-2017)
Tesista: Joel Cuenca
Director: Eduardo Muslip
Miembros del Jurado de Defensa: María Stegmayer, Federico Cabrera y Victoria Daona
Fecha de defensa: 27 de junio de 2024
A lo largo de la tesis abordamos un corpus literario transnacional para indagar en las representaciones de la homosexualidad masculina en contextos de dictaduras en la literatura argentina y paraguaya producidas en períodos democráticos. Concretamente, analizamos las obras Fichados: crónicas de amores clandestinos (2017) de Cristian Prieto, Flores sobre el orín (2014) de Alejandro Modarelli, 108 y un quemado, ¿quién mató a Bernardo Aranda? (2012) de Armando Almada Roche y 108 y un quemado (2002) de Agustín Núñez. Este corpus se encuentra en los márgenes del canon literario porque no está legitimado por los diferentes agentes que lo construyen, es decir, los canales de circulación no son las editoriales con mayor trascendencia en el campo literario y tampoco reciben la atención de las revistas literarias ni las del ámbito académico. Además, en términos estrictamente estéticos, se caracterizan por una hibridez genérica. Son textos que, de alguna forma, no responden a los parámetros de los géneros a los que pertenecen o pretenden pertenecer. Justamente, observamos que en lo “inacabado”, en la calidad abierta de cada obra radica el sentido de las representaciones que presentan, las cuales se cimientan en la intencionalidad de cada autor. En esa cualidad radica el potencial estético de los textos y, sobre todo, la apropiación de los distintos sentidos que se incorporan a través de la mezcla de géneros.
Las crónicas de Prieto y la novela de Almada Roche poseen rasgos de la literatura de montaje y, en estos casos, tienden al solapamiento de diversos discursos sociales. Se mezcla la ficción con los documentos oficiales, las fichas de la Dirección de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires (DIPPBA) y las notas periodísticas de los medios de comunicación paraguayos. De ese entrecruzamiento de textualidades emergen representaciones que están configuradas a partir de un hecho fáctico, corroborable, pero resignificado por la ficcionalización de los acontecimientos y la construcción de los personajes que son presentados a través de distintos puntos de vista. Las voces narrativas, sobre todo en las crónicas, se acercan a la conformación de un enunciador de una novela histórica que interpela un momento histórico a partir de las incertidumbres de un presente diferente. Por su parte, las dramaturgias de Modarelli y Núñez no cumplen con la estructura del género dramático, ya que pueden percibirse como textos independientes de su puesta en escena. No obstante, en esa indefinición de las obras se encuentra su sentido que consiste en teatralizar la homosexualidad, aquello que está oculto e invisibilizado. Las obras del corpus, entonces, son textos programáticos debido a que tienen una finalidad explícita, buscan recuperar escenas que permiten articular una historia de la homosexualidad con un propósito reivindicatorio del ejercicio de la sexualidad. Este aspecto, justamente, sumado a la hibridez de los géneros y a la lectura independiente de la escenificación del drama, les confiere autonomía con respecto a lo literario por sobre la esfera de lo teatral.
El conjunto de textos remite a la vivencia de la población homosexual durante la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983) y la dictadura stronista paraguaya (1954-1989) que estuvo atravesada por la violencia estatal perpetrada por un sistema represor. Entonces, el propósito que persigue cada uno de los textos es, por un lado, denunciar los hechos vivenciados por la población LGBTIQA+ en cada uno de los países, por otro, contribuir a la construcción de una memoria colectiva de la población homosexual a partir de una interpretación del pasado reciente. En este marco, las representaciones de la homosexualidad que emergen en las obras están tensionadas por la confluencia de dos contextos en el universo del texto, el de referencia (al que evocan) y el de producción. Los sentidos circulantes en ambos se entrecruzan, configuran personajes, interpretaciones de los hechos e impactan en las estructuras de las textualidades.
En este sentido, se observan semejanzas entre las obras. Fichados: crónicas de amores clandestinos y 108 y un quemado, ¿quién mató a Bernardo Aranda? pueden inscribirse en el género de no ficción ya que construyen relatos con estrategias ficcionales que, de algún modo, testimonian sobre acontecimientos históricos y políticos y establecen diálogos con otros discursos sociales. De este aspecto decantan los documentos testimoniales y, a su vez, la interpretación de esa época. Las voces narrativas trazan fronteras difusas entre lo documental y lo ficcional y tensionan las representaciones de la homosexualidad masculina.
Por su parte, Flores sobre el orín y 108 y un quemado llevan a escena el “clóset”, es decir, sacan a la luz un “secreto a voces”, la sexualidad durante gobiernos de facto. Este procedimiento devela un modo de actuar por parte del aparato estatal y una forma de resistir de la población homosexual. Si en la obra argentina se prioriza la expresión del deseo, en la paraguaya se obtura esa dimensión y se focaliza en el sistema represor. No obstante, ambos textos enfatizan un entramado complejo que da cuenta del funcionamiento de una sociedad durante épocas de persecución a la orientación sexual disidente.
El corpus abordado, entonces, cristaliza representaciones que están cimentadas en ideologías en pugna. Por un lado, aquellas que conciben a la homosexualidad como una desviación y como un objetivo a eliminar, por otro, las disidencias sexuales que reafirman su identidad y, de diversas maneras, confrontan el poder. Las primeras tendencias ideológicas, reaccionarias, confluyen en los textos narrativos, principalmente, a través de los archivos y notas periodísticas de la época a la que refieren. Allí se puede apreciar la constitución de un estigma por parte de las dictaduras hacia la población LGBTIQA+. El propósito es etiquetar, perseguir y eliminar. En este contexto, tal como advierten los diversos diálogos con los documentos oficiales, cuentan con el aval de gran parte de la sociedad civil. En cambio, las segundas tendencias ideológicas, de resistencia, expresan una autoaceptación y reafirmación por parte de los varones homosexuales que aparecen en las diversas historias. Asimismo, dan cuenta de diversas estrategias para ocultar la homosexualidad con el objetivo de eludir al aparato persecutorio. Podríamos señalar que las ideologías reaccionarias responden estrictamente a los discursos sociales que incorporan y con los que dialogan los textos, mientras que las de resistencia están impregnadas de los sentidos circulantes de los contextos de producción, allí en los que hay cierta conciencia de la resistencia homosexual durante los gobiernos de facto y un claro posicionamiento en pos del reconocimiento a la violación de los derechos humanos.
Los textos teatrales configuran personajes y diálogos más estereotipados y, podría indicarse, con un claro contraste entre ellos. De un lado están quienes encarnan los discursos de las instituciones del Estado y la sociedad civil que apoya a los gobiernos dictatoriales, del otro los homosexuales, los marginados, los outsiders. Además, se observa una evolución en los personajes a lo largo de las escenas. En algunos casos, cambian su posicionamiento con respecto a la homosexualidad, ya sea para acercarse a personajes estigmatizados en modo de apoyo y reconocimiento de la violencia perpetrada o para reivindicar su propia identidad y denunciar lo vivido. Este procedimiento se explicita, principalmente, a través de la lengua, mediante el uso exacerbado de la pronominalización en femenino, como un modo de revertir un estigma, o la construcción de enunciados aseverativos como “soy homosexual”. Una confirmación de que, en el contexto que se reconstruye en las obras, es una expresión que detenta una identidad y confronta al poder.
En este marco, las representaciones de la homosexualidad masculina son ambivalentes y perfilan, al menos, dos tendencias según el personaje en cuestión y el espacio en el que se encuentre. Entonces, el varón gay se constituye como la peligrosidad en el ámbito público, lo que degrada al sistema y tiene el potencial de corromper a la sociedad. Frente a esa situación, el Estado interviene y despliega una estructura represiva. A su vez, también se conforma como una subjetividad que resiste y penetra en los lugares más sórdidos para expresar su deseo sexual. O, contrariamente, se repliega hacia el ámbito privado, al “secreto”, para ocultarse y protegerse. Esto se puede observar claramente en las obras de teatro. La de Modarelli presenta a la disidencia sexual en los baños públicos donde resisten la represión y expresan el deseo sexual, mientras que la de Núñez, en gran parte de la obra, muestra a los personajes escondiendo su orientación sexual ya que, en el caso de que se sepa, corren riesgo de ser detenidos.
Todos los textos del corpus, pese a las diferencias que puedan presentar, tematizan la persecución y la tortura a la población homosexual. En este sentido, se focalizan en el aparato represor y sus instrumentos para aleccionar a los “desviados” y a la sociedad en su conjunto, y sembrar el temor. En este contexto, desde un presente distinto, las obras que componen el corpus cristalizan las vejaciones por parte del Estado a modo de denuncia.
No obstante, las representaciones sobre la homosexualidad masculina no son semejantes en todos los textos, también hay sutiles discrepancias. Entendemos que esas diferencias responden al contexto de producción; por eso, Fichados: crónicas de amores clandestinos y Flores sobre el orín están atravesadas por una realidad en la que hay avances en materia de derechos para la población LGBTIQA+ a través de un marco legal que los reconoce. En ambas textualidades es posible observar una crítica explícita al accionar del Estado argentino, principalmente durante la última dictadura cívico-militar, pero también en gobiernos democráticos. A su vez, se configuran personajes conscientes y orgullosos de su orientación sexual, al mismo tiempo que reivindican la diferencia y reafirman su identidad. Evidentemente, esos procedimientos discursivos refractan un contexto que presenta cierta sensibilidad a los atropellos que históricamente tuvo que atravesar la disidencia sexual. Desde ese posicionamiento, entonces, llevan a cabo una resignificación de los estigmas pronunciados por el poder. Si ser “marica”, “puto”, “amanerado”, entre otros, es un insulto, entonces, los personajes se apropian de esos motes peyorativos y los resemantizan como una marca identitaria cargada de orgullo.
En Paraguay, en cambio, la realidad es distinta. No hay avances en términos legales, no hay reconocimiento de derechos para la población homosexual ni una protección frente a ataques homofóbicos. Si bien los activismos LGBT cada vez tienen mayor presencia en los debates públicos, aún no hay políticas estatales orientadas a ese sector social marginado. De alguna manera, ese contexto atraviesa a las obras paraguayas analizadas. Tanto la novela de Almada Roche como el drama de Núñez representan la homosexualidad, podría señalarse, desde una perspectiva de los activistas LGBT, aunque de manera más “tímida”. Aunque haya legitimación de las orientaciones sexuales y una apropiación por parte de los personajes de una identidad disidente, no es lo que prevalece en los textos, sino que el tratamiento de la orientación sexual se hace predominantemente desde el ocultamiento. Aunque hay diversos emergentes dentro de los textos que dan cuenta de cierta conciencia sobre la realidad de la población homosexual y las injusticias cometidas en su contra.
Por último, todas las representaciones sobre la homosexualidad masculina deben ser comprendidas dentro de una estructura opresiva multidimensional en la realidad que construyen las obras, dado que los personajes no se encuentran oprimidos solo por su orientación sexual, también por el sector social al que pertenecen. Entonces, en el universo de las textualidades no es lo mismo ser homosexual y de clase baja, que de media o alta. El tratamiento que reciben es diferente y, según el sector del que provengan, pueden estar doblemente oprimidos o contar con ciertos privilegios dentro de la marginalidad en la que se encuentran. Concretamente, en los textos argentinos es posible observar un trato diferenciados según clases sociales. Aquellos homosexuales que pertenecen al sector popular se encuentran doblemente violentados y, además, no cuentan con ningún tipo de contemplación, padecen el escarnio público, la persecución y la tortura; en cambio, los de clase media y alta experimentan situaciones un poco distintas. Los primeros atraviesan la vergüenza pública y son víctimas de la extorsión por parte de la policía; sin embargo, si acceden al intercambio de dinero, pueden librarse de las torturas. Los segundos gozan del privilegio de clase y, en la mayoría de los casos, pese al estigma con el que deben cargar por su orientación sexual disidente, no sufren los mecanismos de escarmiento del sistema represor.
108, putos y maricas
Joel Cuenca